Hogar dulce hogar

Estaba muy emocionada porque terminó por fin el semestre en línea. Otoño del 2020, ¡terminado! Solo me quedaba exactamente un año para graduarme de la Universidad de San Francisco. En ese momento me sentía lista para descansar, celebrar, y disfrutar de las festividades. Decidí irme a casa justo después de terminar los finales a principios de Diciembre. El año 2020 fue horrible para todos, mi familia desafortunadamente sufrió muchas pérdidas. Mi abuela materna, mi tita Toña, mi abuela paterna, mi tita Eva, y mi abuelo paterno, mi tito Jaime, perdieron la vida en el 2020. Yo empecé el año muy afortunada con mis cuatro abuelos y terminé el año con solo uno. Devastador para la familia, necesitábamos un tiempo juntos, a solas en la navidad. Poco sabíamos lo que nos deparaba el futuro

Compras navideñas

Todo iba bien, las compras navideñas nos levantaban el ánimo y mi novio estaba a punto de llegar a pasar las festividades conmigo y con mi familia. De repente, todo se volvió pánico, estrés, y preocupación cuando mi mamá empezó a sentirse mal. La noche anterior habíamos ido al cine y a cenar y nos agarró un aguacero. Hacía muchísimo frío y llovía como nunca, una noche muy oscura. Nadie tenía chamarra. Tampoco contábamos con ningún paraguas que nos protegiera de la lluvia. Nos agarró desprevenidos el clima. Al día siguiente mi mamá mostró síntomas de gripa pero ¿Existía la gripa? Todo aquel que tenía síntomas de gripa terminaba con COVID-19. ¿Sería ésta la excepción?

El principio del caos

Mi novio llega a Tijuana, mi mamá se siente mal, nosotros nos empezamos a preocupar mucho. Todavía hay mucha incertidumbre acerca del virus. Mi mamá tiene problemas de salud que la hacen mucho más vulnerable a que se enferme gravemente. No sabemos qué hacer, a dónde ir, o a quién preguntarle. Empieza un sentimiento de desesperación porque no sabemos si es el virus, no sabemos si nosotros lo tenemos y no hemos presentado síntomas. En el mundo exterior se siente pánico. Los hospitales a reventar, los supermercados vacíos con filas y filas para poder entrar. El gobierno mexicano no provee ninguna ayuda financiera. Cada quien sobrevive como puede con el virus. La ciudad de Tijuana se ve con muchos afectados.

Síntomas

La misma noche en la que llegó mi novio, mi hermano empieza a presentar síntomas de resfriado, solo que esta vez a él le da calentura casi inmediatamente. Empezamos a ponernos en aislamiento cada quien en un cuarto. Todavía tenemos esperanza de que no sea COVID-19. Todos estamos muy asustados, especialmente yo me siento culpable de que pueda ser el virus y mi novio se contagie. Al final, por mi culpa es que vino a pasar la navidad en Tijuana. En mi cabeza empiezo a formar los peores escenarios. ¿y qué si le pasa algo? ¿y qué si por querer pasar la navidad conmigo se enferma? Su seguro médico no funciona aquí ¿o sí? Demasiadas preguntas, casi ninguna respuesta.

Me empiezan a dar síntomas. A todos menos a mi novio le dan síntomas. A estas alturas, estamos seguros que lo que nos dio es COVID-19 porque mi mamá perdió el gusto y el olfato. Yo no estoy segura de haberlos perdido. Es una sensación muy rara, yo tomaba pastillas de vitamina C que tenían un sabor muy agrio. Cada día las tomaba para probar si había perdido el gusto. El problema fue que, sí se me fue el gusto pero dos cosas si me sabían. Las cosas ácidas, y las cosas picosas siempre las pude detectar aún con COVID-19. Por lo cual yo pensé que no había perdido el gusto.Todos tomamos una prueba de COVID-19,un doctor tuvo que venir a mi casa y fue carísimo hacerla. Tomamos la prueba rápida, en 15 minutos sabíamos que estábamos infectados todos, menos mi novio.

Gotitas milagrosas

Empezamos a tomar unas gotitas milagrosas que supuestamente ayudaban a combatir el virus, unas gotas muy sospechosas. Estaban en todos lados, en las redes sociales, en la televisión, todos hablaban de ellas. Les llamaban gotitas milagrosas porque el virus supuestamente se iba después de tomarlas por algunos días. El origen era muy sospechoso, realmente nadie sabía exactamente de dónde provienen. En Latinoamérica, la medicina alternativa es una de las opciones más usadas por falta de recursos médicos y el alto costo de recibir atención médica. La verdad, las gotas no sabían a nada, mi gusto y olfato eran inexistentes. Nunca sentimos ningún cambio.

Navidad

Han pasado 10 días, seguimos sin sabor ni olor pero el doctor nos ha dicho que hemos dejado de ser contagiosos entonces podemos compartir la cena de Navidad juntos. Ordenamos una cena de Navidad a domicilio. Había tamales, pavo, puré, toda una cena increíble. Todo se veía delicioso, el único problema es que no nos sabía nada ¡No nos sabía nada! La verdad, traté de imaginar y recordar el sabor de la comida que seguramente estaba deliciosa ¡Guau! Realmente pasamos una navidad sin sabor. Al final, fuimos muy afortunados, todos nos recuperamos. A decir verdad, prefiero pasar mil navidades sin sabor a que me falte otro miembro de la familia.