Fall / Otoño 2021

Fall 2021 Article

The national strike is the voice of our town: mi opinión y sentir sobre El Paro Nacional de Colombia del 2021

By Sofía Medina
Créditos: María Alejandra Jaramillo

El paro nacional es lucha. El paro no es sólo por la reforma, el paro es un grito de años acumulados e historias de resistencia. Es el producto detonante que algún día tenía que explotar y explotó. Las protestas, marchas y manifestaciones son los cantos de un pueblo roto. Un pueblo violentado por un Estado ausente, indolente y soberbio. El paro ha ocasionado crisis mental, emocional, económica, política, cultural y social, generada por personas huérfanas de patria y personas agotadas por intentar sobrevivir el día a día, así como también, crisis para aquellos que nunca o casi nunca les ha faltado nada (me incluyo) y que en el momento actual les ha (me ha) afectado. El paro es impotencia. El paro es que le afecte la injusticia de un país en cada contexto posible.

El paro son cifras. Cifras de muertos, heridos, desaparecidos y abusos ocasionadas no por una institución, pues el generalizar daña y polariza, sino por aquellos que no han aprendido cómo utilizar su poder de “autoridad”. El paro es sangre de lucha derramada por pedir a pulmón herido igualdad y por defender nuestros derechos, derechos arrebatados por la corrupción de un congreso y un presidente. El paro es concientizar y poner a reflexionar al otro que puede que todo lo tenga, de sentir o al menos entender el dolor continuo del que nunca ha tenido nada. El paro es escuchar diversas perspectivas a las que vos tenés y comprender que la realidad que vos vivís no es la misma que otros viven.

El paro es desempleo, hambre y violencia, y sí estoy de acuerdo con la frase que vos y yo conocemos, ´la violencia no soluciona nada, la violencia genera más violencia´, pero por favor permítase pensar por un instante que, es precisamente la violencia el entorno constante y única herramienta de educación que conocen aquellos que nunca se les han brindado oportunidades, aquellos que no se sienten parte de un pueblo y aquellos que ya no tienen nada que perder. Es un acontecimiento que aterra, pero es la lamentable realidad de muchos individuos. Créame que aún trato de entender dentro de mis capacidades este escenario tan complejo que quiebra y desgarra. Aun así, no comparto la violencia, el odio, los extremos y la desinformación que se ha ocasionado a lo largo de estos días y semanas debido a mis ideales y aún más siendo comunicadora, futura comunicadora.

Desde mi posición como persona caleña y palmirana privilegiada la situación vandálica me ha escandalizado enormemente, pero me permito decir y creer que, la violencia es la única herramienta que los vándalos conocen para hacerse visibles. Por mi cabeza ha rondado la siguiente pregunta, ¿cómo una persona que nunca ha tenido acceso a la educación (ni siquiera el jardín o preescolar) y ha sido abandonada por el Estado, podría conocer otra manera de hacerse valer?

Esta pregunta es fuerte, hasta yo misma dudé en plantearla porque trae consigo muchos cuestionamientos e interrogantes que son complejos de descifrar, pero para estas personas desde mi humilde punto de vista la violencia es su única verdad, su único camino y dentro de su concepción de la palabra justicia, su única arma de educación.

El paro es el joven de la universidad privada, el paro es la joven de la universidad pública, el paro es el campesino que trabaja la tierra para que el rico y el pobre coma, el paro es el indígena, el paro es el niño que le toca irse a pie tres horas hasta la escuela, el paro es el trabajador promedio, el paro es el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y la policía, sí, ellos también hacen parte del pueblo puesto que no toda esta institución es corrupta, y es triste porque paradójicamente su deber es siempre sin excepciones proteger a la ciudadanía. El paro sos vos y yo, el paro es el ayer, el hoy y lo que falte. El paro es la voz de un pueblo que desea llegar a un consenso para dar con una nueva y equitativa reforma tributaria, laboral y de la salud, que traiga beneficios colectivos y no particulares. El paro es Cali, el paro es Colombia.