Fall / Otoño 2021

Fall 2021 Article

Lejos de casa y lejos del campo de juego

By Arianna Capogrosso

“Sentí una sensación de vacío que nunca antes había sentido, me sentí completamente sola, no sabía dónde iba a terminar.” 

Estas fueron las palabras de una de las atletas que entrevisté la semana pasada. Ella como muchísimas otras estudiantes todavía recuerda ese sentimiento de miedo e impotencia ante un fenómeno que nunca se nos había ocurrido en la historia de nuestra generación.

Un día de marzo del año 2020 todo cambió, el virus COVID-19 se convirtió en una amenaza global y nos vimos obligados a encerrarnos en nuestras casas. Para algunos de nosotros, estar cerrados en casa significa estar con nuestra familia. Sin embargo, muchos estudiantes que vienen a estudiar a Estados Unidos se han encontrado en una situación de dudas, dificultades e incertidumbres. 

La primera persona que entrevisté es una chica nacida en Colombia que juega voleibol en el equipo de División 1 de la Universidad de San Francisco. Ella es originaria de Colombia, comenzó a jugar al voleibol cuando era muy joven y siempre ha tenido mucho talento para el deporte y una gran fuerza de voluntad. Debido a esto, pudo obtener una beca completa para estudiar y jugar voleibol para la universidad estadounidense. Cuando estalló la pandemia de Covid 19, ella se encontraba en San Francisco en medio del proceso de recuperación de una cirugía de rodilla, causada por demasiada tensión en su deporte. Me dijo que en marzo de 2020 se encontraba en una situación terrible porque recientemente se había sometido a una cirugía de rodilla y por ello se vio obligada a quedarse todo el día en cama y tomar analgésicos para el dolor. Ya se encontraba en una situación precaria porque no era fácil lidiar con una operación quirúrgica lejos de su familia, sin nadie que la cuidara. Pero cuando de repente el mundo se detuvo debido a la pandemia, ella no sabía qué hacer ni a quién pedir ayuda. “Me encontré en una situación terrible, no sabía cómo elegir si quedarme en Estados Unidos sola, ya que todos mis amigos se habían ido, o si regresar a casa a mi país dejando todas las certezas que había obtenido en los últimos años”

Esta fue la situación en la que nos encontrábamos muchos de los estudiantes internacionales. “Regresar a casa con mi familia en Colombia significaba no saber si alguna vez podrías regresar a los Estados Unidos. Sin embargo, finalmente decidí irme a casa con mi familia, y el día que llegué, el gobierno colombiano cerró las fronteras indefinidamente”. Todavía es difícil para muchos de nosotros recordar los sentimientos que teníamos en esos días, mi amiga todavía tiene la mirada en blanco y asustada cuando intenta responder mis preguntas sobre el estallido de la pandemia. “No sabía cuándo volvería a ver a mi familia, y solamente tener este pensamiento me estaba destruyendo”. El brote de este virus ha desplazado al mundo entero, ha derribado las certezas de cada uno de nosotros. Qué decir, sin embargo, que aquellos que se encuentran enfrentando esta terrible situación en un país extranjero, en un continente extranjero, tenían una desventaja considerable. Todos los estudiantes deportistas que, como yo, nos encontramos en esta situación han sufrido mucho con la sensación de vacío y precariedad. "Me sentí como si me hubiera quedado sin aire, como si no tuviera suelo bajo mis pies, como si estuviera a punto de caer por un acantilado en un profundo barranco negro y aterrador”. 

Desafortunadamente, tan pronto como estalló la pandemia, todos los estudiantes estadounidenses se fueron a casa con sus familias, mientras que nosotros, los estudiantes internacionales, nos encontramos solos.  “...y lo peor es que yo estaba completamente sola, no tenía a mi familia que me apoyara, todos mis amigos y compañeros de equipo estaban en casa.” Estas son las palabras de la chica colombiana que he entrevistado que se encontró viviendo sola en su casa en San Francisco porque no tenía suficiente dinero para pagar un boleto para volver a casa. Ella me explicó cómo se sintió cuando, de repente, se encontró viviendo sola en una casa que hasta entonces había compartido con otras 4 amigas y compañeras, y por eso me dijo: “Era una situación muy extraña porque no estaba acostumbrada a estar sola en la casa. Vivía con otras cuatro atletas y la casa nunca estaba vacía, siempre teníamos algo que hacer para mantenernos ocupados. Fue un mal presentimiento no tener a mis compañeros cerca, la casa estaba vacía y en silencio y tuve un sentimiento de tristeza que no se fue”. 

Creo que también es importante mencionar mi experiencia personal, porque, como estudiante deportista, viniendo de Italia, he tenido muchos problemas y dificultades tras el desarrollo de la pandemia a escala mundial. Soy parte del equipo de tenis femenino de la División 1 de la Universidad de San Francisco. Yo también pude obtener una beca para seguir jugando al tenis y perseguir mi sueño de graduarme de una universidad en los Estados Unidos. Al igual que la chica colombiana que mencioné anteriormente, me encontré en una situación muy desagradable en marzo de 2020 cuando estalló la pandemia. Recuerdo que estaba en San Diego, y con mi equipo estábamos a punto de jugar nuestro primer partido de la "West Coast Conference" pero, ese mismo día, se cancelaron todas las competencias y nos vimos obligados a tomar el primer vuelo a San Francisco con urgencia. Fue un momento terrible porque sentimos que todos los esfuerzos realizados hasta ese momento nunca darían frutos. Lloramos por horas, desesperados porque no sabíamos lo que iba a pasar. Fue muy difícil especialmente para los seniors porque esa sería sus última oportunidad de competir por la universidad y mostrar todo el arduo trabajo realizado durante los cuatro años anteriores.

Todavía recuerdo las sensaciones que sentimos mis compañeros y yo cuando nos dijeron que todo había sido cancelado, que no jugaríamos más. “Estábamos en el lobby de nuestro hotel cuando el nuestro Coach nos dio la noticia ... Recuerdo cómo nos miramos a los ojos y nos abrazamos en un abrazo desesperado llorando. También recuerdo cuando en el aeropuerto de San Diego tuvimos que despedirnos de algunas de nuestras compañeras que regresaban a casa. No sabíamos cuándo nos volveríamos a ver, ¡era una sensación horrible!” Estas son las palabras de una de mis compañeras que como yo se quedó devastada por la noticia. Entonces, cuando regresamos a San Francisco con los compañeros restantes, encontramos un caos total en la universidad. La pandemia se convirtió en una amenaza global durante el período del “Spring break” en la universidad. Muchos de los estudiantes regresaron inmediatamente a sus casas, la escuela se suspendió por unos días y después de una semana el presidente de la universidad envió un correo electrónico a todos anunciando que la escuela se llevaría a cabo completamente online en zoom hasta el final del semestre.

Durante estos días locos, los estudiantes estadounidenses volvieron a casa con sus familias. Sin embargo, para nosotros, los estudiantes internacionales, fue una historia completamente diferente. “Recuerdo que fueron días aterradores, vi gente corriendo tratando de averiguar qué hacer. Recuerdo que me encontré sentada en el suelo del gimnasio donde se juega al voleibol y al baloncesto con muchos otros estudiantes extranjeros como yo. Algunos de nosotros lloraban, otros intentaban respirar porque estaban teniendo un ataque de pánico y no podían manejar el estrés y la ansiedad”. Mi amiga al que entrevisté todavía recuerda esa situación, ese sentimiento de incertidumbre. Yo también estaba sentada en el suelo entre esos deportistas extranjeros, recuerdo las lágrimas, los rostros de pánico y el miedo en los ojos de mis compañeros...nunca me lo olvidaré! La única certeza que tuvimos en ese momento era vernos, pero sabíamos que no sería por mucho tiempo porque cada estudiante podía tener un futuro diferente que dependía del país de origen. Por eso nos sentíamos solos y sabíamos que teníamos que despedirnos de nuestros amigos porque sabíamos que en cualquier momento llamarían un "lock down" que nos impediría interactuar. 

Teniendo en cuenta mi situación personal, yo no pude volver a casa porque, como todos recordamos, Italia era uno de los países con mayor número de infecciones y muertes por COVID-19. Mi entrenador me dijo que no regresara a Italia en absoluto porque entonces no podría regresar a los Estados Unidos y continuar mi carrera deportiva y escolar. También era muy peligroso para mi salud volver a casa. Para mí era mejor quedarme en San Francisco porque los casos de COVID-19 no eran demasiado altos y SF fue una de las primeras ciudades en entrar en un lockdown preventivo. Entonces, me encontré viviendo con 2 de mis compañeros de casa, con quienes creé un vínculo muy especial porque compartimos muchos momentos difíciles. Sin embargo, para mí lo peor aún no había llegado. Después de unos meses se me acabó el dinero de la beca y ya no sabía cómo pagar el alquiler de mi cuarto. San Francisco es una de las ciudades más caras del mundo y, lamentablemente, nuestro propietario aumentó el precio de nuestra casa en lugar de disminuirlo para ayudarnos. Admito que esta situación fue una de las más difíciles y estresantes de mi vida, ¡no sabía qué hacer...lloré a menudo y tuve un ataque de pánico todas las semanas!

El problema era que no tenía forma de ganar dinero porque no podía trabajar. Mis padres no pudieron ayudarme porque ellos tampoco estaban trabajando dada la trágica situación en Italia con COVID-19. Además, mis padres nunca me ayudaron en mi aventura en los Estados Unidos. He decidido venir aquí a estudiar y jugar al tenis y he asumido todas mis responsabilidades. Tengo una beca completa que cubre todos mis gastos y por eso mi familia nunca ha tenido que preocuparse por mí. En este punto, como no podía irme a casa, mi entrenador sugirió que hiciera una clase de verano, ya que estaba un poco atrasada con mis créditos escolares. Por lo general, la universidad cubre el costo total de "room and board ", y sé con certeza que este siempre ha sido el caso de cualquier deporte. Sin embargo, este no fue el caso para mi situación... la universidad pagó mi clase pero no mi estadía en la ciudad .Entonces decidí hablar con la directora del departamento de atletismo para discutir mi situación y mis dificultades como estudiante internacional. Le dije que no tenía dinero para pagar el alquiler y que estaba desesperada ... ella respondió: "Vete a trabajar Target". Esa respuesta me dejó sin palabras, me asombró. Obviamente, no pude trabajar en Target porque no podemos estudiantes internacionales solo dentro de la Universidad y absolutamente no podemos trabajar afuera porque si nos descubrieran nos hubieran deportado en nuestro país. El hecho de que el director del departamento de atletismo, que se ocupa de los deportistas de todos los deportes, no conociera esta ley me asombró ... No me lo podía creer. 

Hablando en general de la situación de los estudiantes internacionales, se podría mejorar mucho, pero necesitamos la ayuda y el apoyo de la universidad. Creo que todas las universidades podrían crear organizaciones y asociaciones que protejan los derechos de los estudiantes internacionales. En una situación ideal, estas organizaciones podrían investigar qué necesidades son más importantes y qué medidas implementar para proteger y salvaguardar el bienestar de los estudiantes internacionales. Luego de tomar ese paso, dichas organizaciones pueden discutir con las instituciones algunas soluciones para implementar un cambio a nivel legislativo y ejecutivo en cuanto a la protección de estos estudiantes que necesitan ayuda porque se sienten incómodos y no pueden resolver sus actividades diarias adecuadamente.

Sé que lo que estoy pidiendo es mucho más fácil decirlo que hacerlo, y requeriría mucho esfuerzo y también mucho tiempo de todo el personal de todas las universidades. Sin embargo, no creo que sea un objetivo imposible de lograr, al contrario creo que tanto los estudiantes internacionales como las universidades pueden beneficiarse mucho de una situación más armoniosa y acogedora.