Primavera / Spring 2020

Spring 2020 Opinion

COVID-19: Detrás de lo esencial

By Aileen Becerra

Como residente del Área de la Bahía, no fue difícil para mí observar como la pandemia afectó a cada uno de mis vecinos. Poco a poco se notaba como mujeres y hombres comenzaron a trabajar menos horas, o simplemente dejaron de trabajar de un dia a otro. En la ciudad de Hayward donde mi familia vive es caracterizada por ser poblada mayormente por inmigrantes latinoamericanos de los cuales, la mayoría son ahora considerados trabajadores esenciales, muchos de ellos en el sector de comida rápida.

El Área de la Bahía es reconocida por todas sus oportunidades en la industria tecnológica y turística, así como los altos costos de vida para todos sus habitantes. A Través de los años el área se a popularizado como una área turística reconocida, como parte de esto se han desarrollado múltiple restaurantes y otros negocios que permiten a turistas y residentes locales saborear los manjares provenientes de diferentes países y culturas. En esta área la industria de comida y servicio se constituye principalmente de trabajadores inmigrantes. 

El fuerte impacto que la pandemia COVID-19 ha tenido en la economía del país han forzado a estos individuos a convertirse en trabajadores esenciales. De acuerdo con el último reporte del CENSO en 2010 la población total en el Área de la Bahía se estima a 7,150.739 personas de las cuales 23.5% (1,681,800) reportaron ser de origen hispano o latino. Como es conocido la población de origen Hispano o latino ha incrementado durante los últimos años. No es de sorprenderse que en una área como la nuestra trabajadores inmigrantes son uno de los grupos que se ven más afectados. 

Como el  Área de la Bahía, es una de las ciudades más costosas para vivir, los trabajadores de la industria de comida rápida muchas veces trabajan largas horas o tienen múltiple empleos solo para sobrevivir  y poder pagar gastos básicos ¿en estos tiempos de más necesidad como son estos trabajadores afectados por las decisiones de sus compañías así como su estado migratorio?

Inspirada por las condiciones que observe en mi vecindario decidí explorar un poco más acerca de qué motiva a los trabajadores esenciales de este sector. Decidí entrevistar a tres personas con diferentes estados civil y diferentes tipos de familias, pero todos con algo en común: todos son trabajadores esenciales que han sido afectados por las condiciones de COVID-19. Todos mis entrevistados son residentes de Hayward CA “El corazón de la Bahía”.

“Todo ha cambiado”

Teresa una mujer soltera en su 30s. Regularmente ella trabaja dos trabajos acumulando un total de más de 80 horas por quincena. Ella expresó que ella siempre consideró que sus ganancias laborales eran los suficiente para pagar sus biles y vivir una buena vida. De cualquier manera ella también aceptó que no se encontraba financieramente preparada para enfrentar esta pandemia. Teresa  mencionó que está agradecida de que una de las compañías para las que trabaja está proporcionando con una paga regular, a pesar de que el restaurante ha estado cerrado por más de tres semanas. La otra compañía para la que trabaja continua provee índole con algunas horas unos cuantos dias ala semana. A Pesar de que su situación aparenta ser ideal, comentó que debido a la pandemia ha afectado a otros miembros de su familia, ha tenido que tomar nuevas responsabilidades para apoyarlos. 

“Mi hermano se enfermo recientemente y mi cuñada ya no gana lo suficiente para tomar cargo de sus gastos médicos, todo ha cambiado, ahora gran parte de lo que gano lo uso para apoyar a mi hermano”.

Mencionó que sus esperanzas de recibir algún tipo de ayuda económica son pocas y que prefiere mantener sus esperanzas en todo acabando pronto, ella explico que es difícil vivir en la incertidumbre de si en algún momento la compañía decidirá dejar de pagar a sus empleados. Y a medida que sus responsabilidades aumentan, también aumenta el estrés de saber que nada es seguro en estos momentos y que trabajar se ha convertido en una necesidad más que nunca.

¿Cómo mantener la esperanza cuando no se espera nada? 

En nuestra nueva nueva realidad de la pandemia COVID-19 vemos como todas las industrias se han visto afectadas y el futuro de este país se mantiene un cierto. Uno de los mayores cambios es el reconocimiento de los “trabajadores esenciales”: los que se mantienen trabajando dia a dia para proveer servicios críticos para la comunidad, así como mantener la economía a flote. Curiosamente, gran parte de la población que constituye a los trabajadores esenciales esenciales es representada por trabajadores inmigrantes, de acuerdo a U.S. Bureau of Labor Statistics alrededor de 24.9% de los trabajadores de esta industria se identifican como de origen Hispanos o Latinos . 

Por años las comunidades inmigrantes han tomado los trabajos que son considerados “de baja calificación” or “low skilled.” Un ejemplo es la industria de comida rápida, una industria en la que trabajadores latinos juegan una gran parte. A medida de que COVID-19 ha incrementado, esta industria se ha visto particularmente afectada. A Pesar de trabajadores de la industria han sido categorizados como trabajadores esenciales durante la pandemia, trabajadores inmigrantes han sido afectados de manera dramática. 

“Para Sobrevivir… no para vivir bien…”

Mucho se espera después del sacrificio de abandonar familia y seres queridos para iniciar una nueva vida en los Estados Unidos. Tal es el caso de Fernando  un joven de 27 años que decidió dejar a su madre y familia en México para reencontrarse con su padre y probar suerte en los Estados Unidos. Tan pronto como llegó al país su papá le consiguió trabajo en una cadena de taquerías localizada en el Este de la Bahía. Los primeros meses todo iva muy bien y el joven se encontró a sí mismo viviendo la realidad del sueño Americano. El comentó que  trabajaba hasta 100 horas por quincena y que muchas veces sus ganancias no eran lo suficiente para cubrir los gastos básicos de vivir en el Área de la Bahía. 

Antes apenas ganaba lo suficiente para sobrevivir, pero no para vivir bien” Cook

Comentó el joven refiriéndose a cómo la pandemia ha afectado su trabajo. El expreso que sus horas de trabajo han sido reducidas casi  60% y que no espera ningún tipo de apoyo económico de parte del gobierno o de su empleador. Con pocos meses en el país el joven expresó que él y su familia no se encontraban de ninguna manera preparados para enfrentar algo como COVID-19 . 

En su trabajo como taquero las medidas de seguridad han aumentado de manera drástica, así como las exigencias de empleadores y clientes. El dijo “Entiendo el aumento en las medidas de seguridad, por que es comida y se debe de tener mucho cuidado, pero también es mucha presión.”

Al explicar que tipo de presión, dijo que la manera en la que todos los clientes están  constantemente observando cada movimiento, más que nunca todos quieren que sus servicios sean perfectos. A Pesar de la presión y las diferentes medidas de seguridad el expreso que se encuentra agradecido que aun tiene trabajo y que más que nunca está dispuesto a cubrir cuantos turnos sean necesarios ya que el futuro es incierto en sus trabajo. 

¿Qué esperanza se puede tener cuando no se espera nada? 

Tal es el caso de múltiple trabajadoras de la industria de comida rápida en el Área de la Bahia. A pesar de las promesas del gobierno federal de apoyar con  $1,2000  a todos los residentes con papeles del país. Lo difícil es que muchos de estos trabajadores son inmigrantes y en su mayoría, indocumentados. Así mientras muchos esperamos el apoyo monetario del gobierno, muchos otros se encuentran conscientes de que no tienen nada que esperar y que está en ellos solos el sacar adelante a sus familias. 

Nos encontramos entonces con algo que no se cuenta comúnmente acerca de nuestros trabajadores esenciales: ellos son los mismos que han luchado por incrementos en el salario mínimo por años, los mismos que eran considerados como “sustituibles” y los mismos que muchas veces fueron calificados como fuerza de trabajo barata y deshechable. Miles de trabajadores inmigrantes en el Área de la Bahía se encuentran levantándose cada mañana para presentarse a sus trabajos, caminan, manejan, usan transporte público, todo esto porque quieren proteger la economía del país, sino porque no tienen otra opción. En una sociedad donde estos trabajadores “viven al día” el tener una cuantas horas de trabajo se considera una bendición. Aun si esta bendición es la misma que los puede poner a ellos y a sus familias en riesgo.

“Siempre he vivido al día”

La realidad que gran parte de los trabajadores de estaurantes esenciales  enfrentan es diferente a lo que se muestra en las noticias o redes sociales, donde constantemente se trata de reconocer a aquellos que continúan arriesgando su salud y las de sus familias para proveer servicios a su comunidad. Los trabajadores esenciales en este momento representan a cualquiera dispuesto a tomar un turno en algún negocio que provea un servicio al público, de esta manera se trata de conservar un poco de lo que representaba la vida antes de la pandemia, y de contribuir a la economia del pais.

Pero la realidad de muchos trabajadores esenciales es diferente ala que se muestra en videos, fotos y noticias. Estas personas están dispuestas a arriesgarlo todo para poder sacar adelante a sus familias. Tal es el caso de María  una mujer de 43 años, residente de Hayward y empleada en un restaurant de comida rápida. Como madre soltera de dos hijos menores y con la responsabilidad de apoyar económicamente a su madre quien la espera en México desde hace 10 años, ella expresó que la pandemia la ha forzado a trabajar aun con miedo de ponerse a sí misma o a sus hijos en riesgo. “ Entre los , comida, las cosa que ocupan mis niños y mandarle a mi mamá que esta en mexico, casi nunca me alcanza, siempre vivo al dia, y aveces hasta tengo gastos inesperados pero esta pandemia si, de verdad no me las esperaba.”

Desde el comienzo de el toque de queda ella ha visto sus horas reducidas en más del 65%. Ella habló de cómo la pandemia no solo la ha afectado económicamente pero también emocionalmente ya que sus estres ha aumentado, así como el miedo de lo que pueda pasar,

Todo esto me ha afectado no solo en lo económico pero también emocionalmente, todo el tiempo nadamas estoy pensando en que va a pasar? Como voy a pagar mis biles o mandarle dinero a mi mama? También uno de mis hijos tiene asma y me da mucho miedo que yo un dia, Dios no lo quiera traiga el virus ala casa, pero que puedo hacer? Tengo que trabajar, No hay de otra”

A pesar de que el gobernador de California declaró que otorgará un apoyo de $500.00 a trabajadores indocumentados en el estado, esta madre de familia afirmó que ella no espera recibir nada de nadie y que preferiría no recibirlo ya que ella consideras cosas así siempre bien con costos adicionales para las personas indocumentadas. Cuando le pregunté qué esperaba del futuro fue claro encontrar una pequeña pausa y después un poco de entusiasmo asegurando que todo acabaría tarde o temprano y que aunque tome tiempo poco a poco las cosas volverán a la realidad.

Con Esperanza…

Muchos son los retos que estos y otros trabajadores inmigrantes enfrentan durante la pandemia COVID-19. Mientras el mundo toma una pausa y trata de reconocer a todos aquellos que se mantienen al frente de las líneas de trabajo, como en los restaurantes o los supermercados. Es también importante reconocer que estas son las mismas personas que por años han protestado por mejores salarios, las mismas que trabajan largas horas y en mayoría de los casos reciben no beneficios médicos. En estos momentos difíciles todas estas personas son tan vulnerables como cualquiera, tienen familias, responsabilidades y tambien tienen miedo. Miedo de contraer un virus que en cuestión de meses ha detenido al mundo, miedo de lo que depara el futuro, miedo de perder lo único que poseen que es su habilidad de presentarse cada dia a trabajar. Es importante reconocer que no hay manera en la que un cocinero, un lavatrastes, cualquiera en la industria de comida rápida pudiera tener la opción de trabajar desde casa, de sentirse seguro y cuidar de los suyos. En cambio, la comunidad trata de adaptarse rápidamente a las regulaciones  que cambian constantement, se mantienen agradecidos de tener la oportunidad de ganar un poco de dinero y con la esperanza de que tarde o temprano todo vuelve ala normalidad. Así, día tras día, los trabajadores inmigrantes como María, Fernando y Teresa, salen a trabajar y a ofrecer sus servicios, asegurando que el corazón de la bahia siga latiendo.