A collaborative publication of the Latin American Studies Program

Divisadero

Spring 2015

Spring 2015 Article

Sistemáticamente Fallado

By Alejandro Agustín Iribarren
El distrito de la Misión en San Francisco era definido por su comunidad latina: la resulta de casi un siglo de migrantes Meso y Centroamericanos que establecieron sus vidas en la sombra de Los Pechos de la Choca—Twin Peaks. Ahora la Misión es definida no por su comunidad latina pero por el desplazamiento de esta misma comunidad.

El distrito de la Misión en San Francisco es definido por su comunidad latina: el resultado de casi un siglo de migrantes Meso y Centroamericanos que establecieron sus vidas en la sombra de Los Pechos de la Choca—Twin Peaks. Después de la segunda guerra mundial, el gobierno estadounidense junto con con el gobierno mexicano aprobó el Programa Bracero. Entre 1942-1967, este programa permitió a millones de personas mexicanas entrar a los Estados Unidos legalmente para hacer trabajo laboral. El Programa Bracero es uno de los factores importantes de cómo la Misión fue establecido como un barrio mayormente latino. Ahora la Misión es definida no por su comunidad latina, sino por el desplazamiento de esta misma comunidad. 

Eso no es decir que la comunidad latina ha desaparecido. Solo tienes que ver el ensayo fotográfico de Mariana Camacho para ver que el desplazamiento sistemático que está plagando la comunidad latina en la Misión no ha eliminado la comunidad en total. Pero eso sí, es imposible negar los efectos dañinos del desplazamiento sistemático ocurriendo en la Misión. 

Durante el semestre de primavera del 2015, trabajé como voluntario en una escuela primaria en la Misión llamada Marshall Elementary School. Hay una gran ironía en el hecho de que una escuela hecha para servir la comunidad latina es nombrada por John Marshall, cuarto Presidente del Tribunal Supremo. Él era uno de las figuras más importantes en estableciendo la autoridad de la judicatura de los Estados Unidos. No creo que es por accidente que la escuela primaria   de un barrio que la policía ha, históricamente, vigilado muy agresivamente carga el nombre de un personaje como John Marshall. De todos modos, sirve como alusión al racismo sistemático que atormenta a gente latina en los Estados Unidos. 

Trabajé con chicos en segundo grado. Fui conociéndolos poco a poco. Al principio los chicos estaban intrigados conmigo. Me llamaban “Mr. Alejandro”,  pero no les gustaba hablar conmigo en español. Creo que es porque no me parezco a ningún Alejandro que ellos hayan conocido antes, así que esto les causó un poco de confusión. Les ayudaba con sus tareas y cuando hicimos la tarea en español, me dijeron que mi acento era raro y que sonaba como Messi cuando hablaba.

Después de un par de semanas, empecé a formar relaciones más personales con los chicos. La mayoría de ellos eran amigables, pero se negaban a hablar español conmigo. Parecía que estos chicos sentían que hablar conmigo en español era antinatural. ‘Con gente blanca uno habla en inglés’, parecía decir el mensaje ¿y cómo puedes culparlos? Yo soy un estudiante en una universidad privada famosa por su matrícula increíblemente cara. Nunca he sido acosado por la policía y lo irónico es que crecí en Latinoamérica, pero mis derechos como ciudadano de los Estados Unidos nunca han sido cuestionados. Yo soy más extranjero en esta ciudad que muchos de estos chicos latinos que nacieron en San Francisco y ellos han vivido lo completo de sus vidas jóvenes en la Misión.

En los últimos quince años, los residentes latinos de la calle Valencia, por ejemplo, han sido desplazados hasta tal punto que la única evidencia que este sector de la Misión formaba parte de la comunidad latina son las taquerías que han sobrevivido el “desarrollo” de la área. Esta zona de la Misión se ha convertido en un barrio para y hecha de gente económicamente más rica. Todos los cambios de infraestructura reflejan el poder económico de estos residentes nuevos.  

Desde que nacieron, han tenido que vivir con la amenaza de ser desalojados de sus hogares. Han visto a mucha gente de su comunidad y miembros de sus familias botados de sus casas porque los dueños de los edificios venden la propiedad a alguien que la desarrolla y sube el precio de la renta hasta que a los residentes originales no les costea quedarse en San Francisco. Esta generación no conoce una realidad sin la amenaza de ser desalojados de sus casas. 

La narrativa aquí que es reforzada con cada paso que ellos toman en este país y en esta ciudad como gente de color es que: ellos no pertenecen aquí. Había dos chicos en la clase donde trabajaba que eran muy agresivos conmigo. Me insultaban mucho y me mostraban una gran falta de respeto y nunca querían que les ayudara con sus tareas, aunque muchas veces eran a ellos a los que la administración me pidió ayudar. Empecé a darme cuenta que estos chicos estaban reaccionando contra el racismo sistemático que desafortunadamente caracteriza su experiencia como gente latina en este país. Me quedé asombrado cuando ví lo obvio que era para estos chicos lo que estaba pasando. Aunque no tienen el vocabulario para articular su descontento, era obvio que ellos entendía muy bien lo que estaba pasando en su comunidad. 

Esto no fue una realización fácil de obtener. Tuve que reflexionar mucho en lo que estaba pasando para en verdad entender la relación que se había formado entre estos chicos y yo. A mi me pareció que ellos se sentían excluidos de la sociedad y amenazados por gente blanca y hay muchas personas que se parecen a mi que están directamente desplazando a miembros de su comunidad y familia. Ellos están inmersos en una realidad donde no es posible olvidar el estigma que cargan como latinos afuera de su comunidad. Para mí, el comportamiento de estos chicos hacia mi era más un reflejo de la carga que sufren los latinos a través del proceso de la asimilación en este país que no valora culturalmente ni lingüísticamente los raíces de la gente latina. No estoy diciendo que mi experiencia es comparable a la opresión sistemática que la sociedad somete a gente de color en los Estados Unidos. Lo que estoy diciendo es que esta opresión sistemática que caracteriza la experiencia de estos chicos informa como ellos me definen. Lo que me sorprendió fue darme cuenta que estos chicos entienden el mensaje que la sociedad los están mandando a pesar de su edad. 

El programa bilingüe de Marshall Elementary está gravemente inhibido por las condiciones precarias de la comunidad latina en la Misión. El objetivo idealista del programa era construir un puente necesario entre una ciudadanía lingüísticamente y culturalmente diversa. Desafortunadamente, muchos de los estudiantes latinos faltan la fundación social para que este tipo de programa sirviera y lo que ocurre muchas veces es lo contrario. El desplazamiento de la comunidad latina es muy agresiva. Los beneficios del programa bilingüe no cancelan las maldades del desplazo sistemático de esta comunidad.  

Empecé a ver una red de opresión de una manera más clara que no se me había ocurrido antes. El proceso agresivo del desplazamiento en la Misión refleja el abuso de jóvenes de color a mano de la policía. La falta de responsabilidad por parte de los desarrolladores de bienes raíces es paralelo a los abusos de poder de parte de la policía de San Francisco hacia jóvenes de color. Nina Parks es una activista que nació y creció en la Misión. Ella trabaja para educar la gente de San Francisco sobre la criminalización y marginalización de gente de clase económica baja y gente de color. Ella cuenta que, “I've been working on the issue of criminalization of poor and working class brown and black youth since I was 15 years old starting with the fight against California Proposition 21. That was the first time that it became horribly apparent to me that the system was setting brown and black youth up to fail, it was an initiative that called for prevention but only laid out punitive solutions”. 

En el 2009 ella estaba trabajando en el Bernal Heights Neighborhood Center donde tuvo la oportunidad de ver a la SFPD en acción contra los chicos del centro de comunidad. Cuenta que, “I came toe to toe and face to face with ‘the community policing unit’ of Ingleside Station in SFO. These individuals would come into the teen center with their hands on their guns in groups of 4-5 and would speak to our youth without an adult present even though there were adults in the building, which indicated a really poor understanding of the structure of our organization. 

“They would pull our kids out of the center for j-walking and all sorts of minor ‘offenses’ and instead of using those minor offenses as teaching moments to build the youths understanding of accountability, they would zip tie them and sit them on the curve in front of our teen center and give them tickets that they couldn't pay which would turn into bench warrants that they were unaware of, which would lead to arrests we couldn't manage”.

Desde mi perspectiva, es imposible que no haya una conexión entre el protocolo de la policía y las estrategias de los desarrolladores de bienes raíces. Las dos entidades son muy agresivas con sus actividades en barrios de gente de color no solo en la Misión sino por todo el país—algo muy similar está pasando en Williamsburg, Brooklyn y Harlem en Nueva York. No soy el primero en hacer esta conexión. La gente que viven en estos barrios están muy conscientes de las redes de opresión que la sociedad los han impuesto. 

Los chicos de Marshall Elementary me obligaron a enfrentar a muchas verdades inquietantes. Para mi, lo más difícil era superar la vergüenza asociada con mis privilegios económicos y raciales. En este caso, la vergüenza no es algo malo, difícil sí, pero no malo. Nuestra sociedad es dominada por redes de opresión dirigidos a gente de color para el beneficio económico de gente étnicamente europea. Somos una nación basada en conceptos de la libertad, hermandad, e igualdad. Las condiciones socioeconómicas de gente de color en este país nos debe dar vergüenza. 

Yo soy una persona que, de una manera u otra, está contribuyendo al proceso de “gentrification” en San Francisco y hay que tener eso en mente cuando lees a este artículo. Yo estoy hablando sobre personas quien tiene una voz propia con una historia y experiencia única. En verdad, esos son las voces que hay que escuchar, no la mía. Aunque estoy publicando este artículo, nunca he creído que soy la persona apropiada para escribir esta historia. Eso sí, me preocupo de la condición de todos los americanos, y no solo los americanos que son candidatos o candidatas para cargar un pasaporte azul con una águila dorada cargando flechas y una rama de olivo en sus talones como portada. Somos una nación que no es étnicamente ni económicamente homogénea. Es tiempo de que esto se refleje en nuestra consciencia colectiva. 

  


Referencias:

 "Nina Parks - State of The Mission." E-mail interview. 15 Apr. 2015.